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pedazos al través del espacio, como los de ese planeta que estalló entre Marte y
Júpiter. Tenga usted por cierto que es capaz de hundir cualquier navío a una
distancia que desafía las más largas trayectorias de los proyectiles actuales, y en
una zona de una milla larga. El punto débil del invento está aún en reglamentar el
tiro, el que exige un tiempo bastante largo para ser modificado.
El ingeniero Serko se detiene , como hombre que no quiere decir más, y
añade:
-Así, pues , termino como he comenzado , señor Hart. Resígnese usted.
Acepte esta nueva , existencia goce usted de las tranquilas delicias de esta "vida
subterránea. Aquí se conserva la s alud cuando es buena; se restablece cuando está
comprometida. Esto es lo que ha sucedido a su compatriota; así, pues, resígnese
usted, al mejor partido que puede usted tomar.
Y después de darme estos buenos consejos me abandona, dirigiéndome un
saludo de amigo, como hombre cuyas buenas intenciones merecen ser apreciadas.
Pero ¡qué ironía en sus palabras, en sus miradas, en su actitud! ¿No podré nunca ,
vengarme de eN?
En fin: de esta conversación he deducido que el reglamentar el tiro es cosa
bastante comp licada. Es, pues, probable que la zona de una milla en que los efectos
del Fulgurador Roch son terribles, no se modifica fácilmente, y que antes y después
de esta zona un barco está al abrigo de sus efectos... ¡Si pudiera yo informar a los
interesados!
20 de agosto.- Durante dos días no ha habido incidente digno de mención.
He llevado mis paseos cotidianos hasta los límites de Back-Cup. Por la no che ,
cuando las lámparas eléctricas iluminan la larga perspectiva de los arcos, no puedo
librarme de sentir una impresión casi religiosa, contemplando las maravillas
naturales de esta caverna. Por lo demás, no he perdido la esperanza de descubrir
alguna sali da ignorada por los piratas, y por la que me sea fácil huir... Pero, ¿y
después? Una vez fuera, me sería preciso esperar, a que pasara algún barco. Mi
evasión sería conocida muy pronto en Bee-Hive, y no tardaría en ser preso de
nuevo... a menos que... pienso en ello..., la canoa... la canoa del Ebba, que está
amarrada en el fondo de la ensenada... ¡Si logrará apoderarme de ella..., dirigirme
hacia San Jorge o Hamilton!
Por la noche, a eso de las nueve, he ido a echarme sobre un tapiz de arena,
al pie de los pilares , a unos cien metros al Este del lago. Pocos momentos después
siento pasos, y enseguida ruido de voces. Escondido tras la roca, presto atención.
Conozco las voces. Son la de Ker Karra je y la del ingeniero Serko. Estos dos
hombres se han detenido y hablaría en inglés, lengua, que generalmente se emplea
en Back-Cup. Me será, pues, posible entender lo que dicen. Precisamente tratan de
la cuestión de Tomás Roch, o más bien de su Fulgurados
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-Dentro de ocho días- dice Ker Karraje- espero darme al mar en la Ebba, y
traeré las diversas piezas que deben estar terminadas en la fábrica de la Virginia.
-Y cuando estén en -nuestro poder responde el ingeniero Serko,- yo me
ocuparé en el montaje
Pero será preciso proceder a un trabajo que creo indispensable.
-¿Y que consistirá?...
-En agujerear la pared de nuestro islote,
-¡Agujerearla!
-¡Oh! Solamente un estrecho pasillo que dé paso, un hombre solo, una
especie de ramal fácil de obstruir y cuyo orificio exterior será disimulado entre las
rocas.
-Y ¿para qué, Serko?
-He reflexionado a menudo en lo útil que sería tener comunicación con el
exterior, independientemente del túnel submarino... No se sabe lo que en el porvenir
puede acontecer...
-Pero esas paredes son tan espesas..., de una sustancia tan dura...-hace
observar Ker Karra je,
-Con algunos gramos del explosivo Roch- responde el ingeniero Serko-, yo
me encargo de reducir la roca a un polvo tan fino, que no habrá más que soplar para
conseguir lo que deseamos.
Compréndese qué interesante debe ser para esta conversación.
Trátase de abrir una comunicación distinta de la del tunel entre el interior y
el exterior de Back-Cup. ¡Quién sabe si esto no me ayudará en mis planes!
En el momento en que yo me hacía esta refle xión, Ker Karraje respondía
diciendo:
-Comprendido, Serko; y si algún día es preciso defender a Back-Cup,
impedir que algún navío se aproxime... Verdad e s que para esto sería necesario que
nuestro escondite hubiera sido descubierto, ya por efecto de un azar, ya por una
denuncia.
-Ni una cosa ni otra son de temer.
-Por lo que se refiere a nuestros compañeros, sin duda; pero por lo que toca
a ese Simón Hart...
-¡El!-exclama el ingeniero Serko. Esto significaría que había conseguido
escaparse, y no se escapa uno tan fácilmente de Back-Cup. Por lo demás, confieso
que ese hombre me interesa. Después de todo es un colega, y sospecho que sabe
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